domingo, 5 de junio de 2011

COSMÉTICOS GLAMOUROSOS

Glamour, dícese del encanto sensual que fascina (RAE)



Nos sentimos más seguras cuando vamos con unas gafas de Dior, nos vemos más guapas cuando caminamos con unos Manolos, nos encanta que nos miren con una camiseta de Custo, dosificamos el iluminador de Yves Saint Laurent. Nos chiflan las vidas de las chicas de “Sexo en Nueva York”, miramos durante horas a modelos en la pasarela en el canal Cosmopólitan (“Al menos sabemos que saben andar” me decía un conocido), anhelamos la alta costura de Óscar de la Renta…

Al ser humano le encanta sentirse único, le encanta sentirse especial, le gusta la exclusividad… al ser humano le encanta sentirse GLAMOUROSO

De esta tendencia se aprovecha también el sector cosmético, dando productos de lujo, a precios “de lujo” también.
 ¿Está justificado su precio? La respuesta es un rotundo DEPENDE. ¿Está justificado que un bolígrafo de Ágata Ruiz de la Prada cueste 5 €? Esto es la ley de la oferta y la demanda. Ágata Ruiz de la Prada puede poner el bolígrafo al precio que le de la gana, pero existe un precio tal, que el consumidor está dispuesto a pagar por ese artículo. Si el precio de esos bolígrafos es uno dado, es porque se venden y el consumidor acepta pagar ese precio por ese producto. 

¿Cuál es el precio del glamour? Botellas de agua traídas de paraísos lejanos a precios exagerados, cremas inaccesibles para mileuristas, tratamientos de belleza exclusivos, toda una maquinaria de luz, de presentaciones, tendencias y envases de diseño que nos encanta y nos fascina.

¿Un cosmético de alta cosmética es bueno? Depende, pero normalmente la respuesta es . Digamos que un cosmético de lujo no es malo, pero a veces lees sus composiciones y tampoco son para tirar cohetes. Cuando digo “bueno” o “malo”, no me refiero a los estándares de calidad, puesto que tanto en un cosmético de “mass market” (público) como en uno de alta cosmética los estándares de calidad para acceder al mercado son los mismos. Tienen que cumplir con la legislación y los controles adecuados. Cuando me refiero a bueno o malo, me refiero por ejemplo a la exclusividad de ciertas moléculas. Por ejemplo, hay moléculas como el ácido hialurónico que hoy por hoy parecen tener la potestad las marcas de lujo, cosa que todavía no ha llegado al Mercadona. El ácido hialurónico es un agente humectante caro, al sector público le llegará urea, que es más “apañao” de precio. Pero los dos son agentes humectantes, uno tendrá unas bondades y otro tendrás otras, pero agentes humectantes al fin y al cabo. Cuando me refiero a bueno o malo, me refiero por ejemplo a cantidades, la centella asiática es un principio anticelulítico caro también, una crema anticelulítica de lujo tendrá (o debería tener, que a veces no es así) más cantidad de este principio que otra de “mass market”.

Otra cosa que nos fascina de la cosmética de lujo son los envases, diseños imposibles, estudiados, preciosos. ¿Sabéis que lo que más cuesta en cosmética de lujo es el envase? ¿Sabéis que el envase es más caro que el valor de lo que contiene dentro? 

Entonces si un cosmético de lujo tiene moléculas exclusivas la mayoría de las veces, pero otras no. Si un cosmético de lujo tiene la mayoría de las veces concentraciones de principios activos mayores, pero otras veces no. Si un cosmético de lujo tiene un envase más caro que lo que contiene dentro…
 ¿Qué es lo que estamos comprando? Compramos "lociones" en lugar de tónicos, "bálsamos" en lugar de hidratantes, "gloss" en lugar de brillo labial o compramos "colores berenjena" en lugar de morados, "cerezas" en lugar de rojizos, texturas "aterciopaladas"... Compramos GLAMOUR, compramos exclusividad, compramos atención personificada, compramos algo más que un cosmético, COMPRAMOS EL CONCEPTO DE LUJO.

Compramos un diseño exclusivo en el envase, compramos que nos atienda una delegada de belleza, que nos enseñe a aplicarnos el producto en seminarios una formadora de belleza, que recibas esa misma atención tanto en una perfumería como en un aeropuerto. Un cosmético de “mass market” te lo coges tú de la estantería del "super". Compramos una imagen de marca; la actriz de Hollywood del momento, la modelo más chic del panorama, compramos la sensación psicológica de glamour, lujo, exclusividad, unicidad.


Hay dos lecciones que aprendí el primer día que me metí en el sector cosmético

“El 90% de un cosmético es marketing”

“Vendemos ILUSIÓN”